La melodía más cañí.
Millones de fotografías se han hecho a estos símbolos que rompen el horizonte en decenas de carreteras. Y, pese a su simplicidad y a ser una de las imágenes más trilladas del orgullo patrio, su belleza estética sigue siendo impresionante. Y más aún ante una puesta de sol y un paisaje como el de la foto.
Ahora que se acerca San Fermín, aprovecho esta imagen para recordar a los que fueron mi cuadrilla durante tantos años de fiesta y encierros. Melchor, Maki, Alaminos, Bola, Claudio, Lorente, Tete... quizá volvamos algún año a patear la Estafeta (yo, de momento, aún guardo el pañuelo y el fajín, y un año más me los volveré a poner para ver los encierros, aunque sea por televisión).
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