Me permito la licencia de copiar un reportaje que he publicado hoy en IDEAL, para que conozcáis este proyecto tan interesante de unos amigos:
Aparece un penitente del Resucitado, cansado, sentado en una silla, arremangándose la túnica y con los pies metidos en un barreño con agua para aplacar el dolor dejado tras haber participado en un buen número de procesiones, pues al fondo se ve un perchero con media docena de túnicas y capiruchos diferentes que se ha ido poniendo cada día. ¿Cómo se llama esta locura?: El Penitroncho.
Se trata de un concepto innovador y renovado del souvenir de la Semana Santa ubetense que ha irrumpido este año con fuerza gracias a dos jóvenes que han puesto a la venta una colección de divertidos diseños estampados sobre una amplia gama de soportes.
Camisetas, chapas, llaveros, pegatinas, imanes para la nevera o tazas son algunos de los productos que se pueden adquirir, y en ellos aparecen dibujos de penitentes de todas las cofradías en las más diversas situaciones mediante unos diseños tratados, a partes iguales, con grandes dosis de desenfado y de cariño. Para nada son ofensivos, y además se ha evitado incluir imágenes de los titulares de las hermandades para no herir sensibilidades. Con ello pretenden renovar los clásicos recuerdos que se vienen comercializando desde hace décadas.
El Penitroncho (nombre que evoca a ‘las penitronchas’, que desfilaban junto al Nazareno con capucha y una cruz al hombro) nació en la mente de dos ubetenses, los hermanos Juan y José Miguel Madrid Delgado. El primero se dedica a la interpretación y es buen dibujante, y el segundo es arquitecto y también trabaja en diseño gráfico (es el autor de algunos carteles de Feria y Carnaval de Úbeda). Durante un encuentro en el que acabaron recordando momentos de la Semana Santa de su infancia, pensaron que estaría bien dar una vuelta de tuerca más en lo referente a los objetos que se comercializan en torno a esta fiesta que tanto significa para la localidad y en la que se implican tantas personas.
Así, se pusieron manos a la obra, y mientras Juan dibujaba los bocetos a mano, José Miguel los iba digitalizando. Tras un intenso trabajo de planificar y dibujar, el resultado es una colección de diseños desenfadados que intentan reflejar la personalidad o peculiaridad de cada cofradía ubetense. Por ejemplo, se puede ver a unos desconsolados penitentes del Santo Entierro diciendo adiós con un pañuelo a otros de la Soledad, evocando la tradicional despedida que una cofradía brinda a la otra en la noche del Viernes Santo; o a unos penitentes niños de Jesús Nazareno medio dormidos dada la temprana hora a la que hace su salida esta hermandad; o a un cofrade del Borriquillo que le mete la punta del capirucho en el ojo al que va detrás al intentar mirar hacia arriba para ver la traca de fuegos artificiales que suele quemar la cofradía al finalizar su procesión.
Cada hermandad tiene su gama de productos. Hay 18 modelos distintos de camisetas, tantos como cofradías procesionan en Úbeda. Y el mismo número se ha hecho para los llaveros. Y después existen otras variaciones en los diseños para las tazas, imanes, chapas y pegatinas. El éxito está siendo rotundo, entre ubetenses y visitantes, y poco a poco van descendiendo las existencias de El Penitroncho, que ha abierto para estos días un establecimiento en la céntrica calle Real. En principio, las unidades son limitadas, aunque aceptan encargos, de los cuales ya han recibido una buena lista que rápidamente han solicitado a la empresa que les estampa los dibujos en cada soporte.
Según dijo José Miguel Madrid a IDEAL, su idea ha sido «romper la imagen clásica del penitente mediante un tratamiento cariñoso» y buscando «el punto cómico de lo que caracteriza a cada cofradía». Y lo han conseguido, por lo que en 2012 posiblemente sorprendan con una nueva colección de diseños y artículos. De entrada, han sido rompedores, pues no hay constancia de iniciativas similares en otros lugares de tradición semanasantera.
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