martes, 22 de diciembre de 2009

UNA EXPOSICIÓN CON MUCHO CORAZÓN


Carlos Nuñez, 'El otro Finisterre'.


Este personaje que hoy se asoma en penumbra por esta Calle del Ángel virtual es Alberto Corazón, nada más y nada menos. Consagrado e idolatrado artista, uno de los diseñadores españoles de mayor proyección internacional, expone en estos días en el Hospital de Santiago de Úbeda. Pintura y escultura inspirada por los versos de San Juan de la Cruz. El día de la inauguración tuvo la amabilidad de posar para mi.

Por si alguien no le conoce, os diré que, con toda seguridad, estáis hartos de ver trabajos suyos en vuestro día a día. Es el autor de logos tan conocidos como los de Mapfre, la ONCE, Anaya, Paradores, la Junta de Andalucía o el teléfono Domo.

P.D.: la obra que aparece en la foto está compuesta por cuchillos en los que han sido grabados todos los números de una cifra y todo el alfabeto. Simbolizan las palabras y las cantidades que, a veces, se clavan como puñales.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias por compartir.
Lástima estar tan lejos, me gustaria ver mucho más de su obra.

Saludos y feliz navidad

L.M. dijo...

Al lado hay una exposición de artístas ubetenses, que no han diseñado logos tan "impresionantes" como el de la Jungla de Andalucía, pero que es mucho más interesante que ésta.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con L.M. La exposición de los jóvenes artistas ubetenses me parece más interesante que la de Alberto Corazón. Unos tienen que innovar y el otro dormirse en los laureles

Anónimo dijo...

Simplemente se trata de gustos...a mi me parece que la obra de Alberto Corazón hay que estar receptivo para contemplarla, al menos en esta exposición que me parece genial.
En cuanto a la de jóvenes artistas ubetenses, creo que hay de todo...
Para gustos los colores...

Alberto Román dijo...

Lo suyo es ir al Hospital de Santiago y visitar las dos exposiciones. Y de camino, echar la carta de los Reyes Magos en el Buzón Real que se abrirá en unos días. Y si da tiempo, pasar por la Biblioteca a saludar a Diego, e incluso quedarse a una de las proyecciones del Planetario y apuntarse a las clases de la Escuela Municipal de Danza. En este edificio hay para todos los gustos. Sólo le falta recuperar el bar.

Conste que a mi me gusta más Alberto Corazón como diseñador que como artista plástico.