'El carro', de Juan Perro.
Qué buena noche pasamos el viernes en Torreperogil viendo y escuchando a Juan Perro dentro del festival Un Mar de Canciones. Sigue siendo una de las voces más versátiles e identificables de la música patria, y conserva esa prestancia y esa personalidad sobre el escenario, ese 'algo' que poca gente tiene, y menos ahora.
Lo malo de haberse reinventado es que no se puede evitar que haya quien te reclame un guiño a tu etapa anterior. Así, Santiago Auserón tuvo que vérselas, desde que puso su estampa sobre las tablas, con seguidores de otros tiempos que le pedían a gritos canciones de Radio Futura. Es lo que conlleva ser historia viva de la música de un país.
Con más arte que predisposición, tiró de capote en varias ocasiones recordando que ahora, como desde hace años, le toca ladrar a Juan Perro. No obstante, en la recta final y ante la insistencia de la concurrencia, regaló la mítica 'Estatua del jardín botánico' en versión acústica, improvisada, con menos acordes de los necesarios y algunas estrofas olvidadas. La falta de costumbre, imagino. Aunque fue suficiente para que el auditorio estallara en ovación.
Por lo demás, el compadreo fue absoluto: un tío que se sube al escenario y le ofrece una caña, una muchacha que aparece junto a él y se pone a bailar y se lleva un 'piquito'..... y un fin de fiesta rodeado de féminas para cantar y bailar 'Fonda de la Dolores'. Las sigue volviendo locas, oiga. Igual que hizo él para despedirse, los que asistimos nos quitamos el sombrero.
Qué buena noche pasamos el viernes en Torreperogil viendo y escuchando a Juan Perro dentro del festival Un Mar de Canciones. Sigue siendo una de las voces más versátiles e identificables de la música patria, y conserva esa prestancia y esa personalidad sobre el escenario, ese 'algo' que poca gente tiene, y menos ahora.
Lo malo de haberse reinventado es que no se puede evitar que haya quien te reclame un guiño a tu etapa anterior. Así, Santiago Auserón tuvo que vérselas, desde que puso su estampa sobre las tablas, con seguidores de otros tiempos que le pedían a gritos canciones de Radio Futura. Es lo que conlleva ser historia viva de la música de un país.
Con más arte que predisposición, tiró de capote en varias ocasiones recordando que ahora, como desde hace años, le toca ladrar a Juan Perro. No obstante, en la recta final y ante la insistencia de la concurrencia, regaló la mítica 'Estatua del jardín botánico' en versión acústica, improvisada, con menos acordes de los necesarios y algunas estrofas olvidadas. La falta de costumbre, imagino. Aunque fue suficiente para que el auditorio estallara en ovación.
Por lo demás, el compadreo fue absoluto: un tío que se sube al escenario y le ofrece una caña, una muchacha que aparece junto a él y se pone a bailar y se lleva un 'piquito'..... y un fin de fiesta rodeado de féminas para cantar y bailar 'Fonda de la Dolores'. Las sigue volviendo locas, oiga. Igual que hizo él para despedirse, los que asistimos nos quitamos el sombrero.
1 comentario:
Genials las fotos, que gran noche me encantó el festival....
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